Para comprender desde un punto de vista histórico la usurpación del territorio mapuche denominado como Chilcoco hay que remontarse a 1867, cuando; «a pedimento de don Julian i don José Manuel Gaete, Alcalde de Arauco Manuel Montalba en primero del actual mande dar copia legalizada de una posesión, la cual es del tenor siguiente… La entrega principio en el Fundo Chilcoco (i la Quebrada)…«.. De esta manera los Gaete se apropiaron ilegalmente de diferentes predios y durante ese proceso, de apropiación sistemática e irregular, la familia fue expulsada de su territorio, siendo María Isabel Antileo Huenumilla y su hermana Maria del Carmen Antileo Huenumilla botadas junto a sus hijos en playas de La Cal, sus Rukas y distintas posesiones materiales fueron destruidas o quemadas. Aquel proceso de despojo por la fuerza y las armas generó que emigraran hacia Arauco donde construyeron ranchas en campamentos que en esa época comenzaban a levantarse en la Comuna. Los Gaete por su parte se dedicaron a usufructuar durante muchos años de los terrenos usurpados, inclusive comienzan una estrategia de filantropía que los convierte en motivados benefactores, construyendo así un legado comprado con lo ajeno.
Desde el momento del despojo comienza una lucha por sobrevivir junto a los pequeños hijos de Maria Isabel y Maria del Carmen, lejos de sus tierras, tierras que habían sido heredadas por Juan Agustín Antileo Lincopi a sus hijas e hijos, las que luego fueron usurpadas por los Gaete, no siendo suficiente y luego de que la Universidad de Concepcion vendiera a forestal Arauco comienzan a destrozar los elementos de significación cultural y natural que formaban parte del vinculo entre los mapuches y su tierra . Durante muchos años la familia impugna esa ilegítima apropiación y mantiene el vínculo identitario, ya que a pesar de la pobreza en aquellos años, lucharon infatigablemente por mantener los elementos que configuran su legado, su historia y cultura. Esa lucha presiona a los Gaete quienes optan por donar el terreno a la Universidad de Concepción en 1963, entidad que en 1983 loteó el terreno y lo vendió a Inmobiliaria Deportiva Universidad de Concepción S.A., la cual en 1985 lo revendió a la Universidad de Concepcion y quienes finalmente el 20 de Junio del 2002 venden a Bosques Arauco S.A. con una superficie aproximada de 2.476,77 hectáreas. En ese momento el ETNOCIO comienza a profundizarse de manera dramática a manos de las empresas forestales, quienes introducen los monocultivos en todo el territorio, generando una serie de transformaciones en la tierra, el agua, el aire, la biodiversidad, el paisaje, los Ngen (espíritus) que habitan Chilcoco, los sitios culturales y de connotación sagrada para la familia y el pueblo mapuche.
La familia descendiente de Juan Agustín Antileo Lincopi, en el año 2006 reivindicaron sus derechos, los cuales constan en escrituras que a la fecha de hoy se encuentran vigentes. Durante ese proceso son desalojados de forma violenta por orden del fiscal de Arauco, conocido además por su amistad y vinculación con abogados de forestal Arauco, notario público y distintas familias propietarias de terrenos extensos y que en algunos casos corresponden a territorios mapuches usurpados a la fuerza o por las armas en tiempos antiguos. Don Juan Agustín Antileo Lincopi siempre tuvo la precaución de formalizar los actos legales del fundo, inclusive una escritura de herencia, esos documentos se detallaban en esa época con deslindes naturales y eran archivados en el conservador de bienes raíces. En una época de la historia se crea el Fundo Llico, esto como una figura legal para hacer desaparecer o absorber el Fundo Chilcoco. Esta estrategia muy bien financiada sirve para montar una compleja red de artilugios legales, de esa manera y hasta el presente forestal pretende apropiarse ilegalmente del fundo, el talón de Aquiles es que el territorio mapuche de Chilcoco, como es mencionado anteriormente, mantuvo sus escrituras, inclusive con certificado de dominio vigente a la fecha de hoy, posesión efectiva, rol de avalúo entre otros documentos que acreditan la existencia del Fundo Chilcoco y el derecho de sus herederos sobre el.
Es importante señalar que desde hace muchos años los descendientes vienen reconstruyendo su historia, reencontrándose con sus sitios sagrados y fortaleciendo el vínculo identitario debilitado por la historia de despojo y el etnocidio ejecutado por empresas forestales. Estos sitios están debidamente catastrados, inclusive forman parte de distintas publicaciones e informes que son objeto de consultas por parte de académicos, instituciones públicas y otras comunidades.
Las Empresas Forestales, en una búsqueda constante de mecanismos para mantener lo que ellos consideran erróneamente como de su propiedad, ocupan todo el poder económico y político que tienen, en contra de luchas legítimas como las de los herederos del Fundo Chilcoco. Persiguen inclusive a pequeños particulares dueños de camiones, muchos de los cuales son vecinos de localidades de la Comuna de Arauco, y que ademas trabajan con distintos descendientes en el fundo de chilcoco, ellos solo realizan una labor para mantener a sus familias, pero viendo esa debilidad, las empresas forestales contratan empresas externas de seguridad que están conformadas por ex oficiales de carabineros, quienes conocen y tienen relaciones cercanas con colegas en servicio activo y que además ocupan cargos de alta jerarquía en la institución, una relación muy conveniente para conocer de primera fuente los procedimientos, la estructura jerárquica y como se configura carabineros en la Provincia de Arauco, haciendo que los controles sean hasta por una ampolleta quemada. Sumado a eso los altos cargos de las empresas utilizan sus contactos políticos para, estratégicamente, presionar a distintas instituciones públicas que funcionan con funcionarios puestos ahí por razones netamente políticas, haciendo que muchas instituciones terminen siendo un tentáculo mas de empresas privadas como lo son las empresas Forestales, relegando a un segundo plano la labor pública y social que tienen dichas instituciones.
Tal es la distorsión de la función pública que se destinan una serie de recursos para “proteger” el patrimonio que forestal cree erróneamente es suyo. Sumándose además instituciones que funcionan como agentes complementarios para el etnocidio de las comunidades mapuches. Todo esto en desmedro de las múltiples necesidades que tienen vecinos y vecinas en distintos sectores de la Comuna de Arauco.
En conclusión los únicos hostigadores, usurpadores y etnocidas son las empresas forestales, que con tal de mantener lo que ellos creen es suyo buscarán cualquier forma o método para cumplir con ese objetivo, no importándoles dejar sin comer a un hijo o hija de Araucano, no importándoles dejar sin seguridad a muchas localidades de la comuna, sin importarles todos los elementos naturales y culturales que configuran la identidad del pueblo mapuche, y no importándoles mas de 40 años de despojo que sufrieron las familias herederas del Fundo Chilcoco.